Eduard Balust
Cómo conocí a mi primer editor japonés
Creo que si hay que empezar a comentar algo de mi aventura en Japón en mangaka mode, tiene que ser con cómo conocí a mi editor de la Jump SQ, ya que tiene una curiosa historia.
En Junio de 2017 vine a Japón para estudiar japonés. Mi objetivo principal desde antes del viaje era conseguir publicar en Shueisha, ya que es la editorial japonesa más famosa y grande, además de publicar muchos de mis mangas favoritos.
Aún así, aunque llevaba desde España un par de proyectos ya presentables, al llegar a Japón ni se me pasó por la cabeza ir a una editorial a mostrarlos. Ya sabía de antemano que en las editoriales necesitas hablar japonés para que te reciban, y yo en ese momento apenas podía chapurrear lo básico para sobrevivir. Por lo que me centré en estudiar y dejar el tema editorial para cuando pudiese defenderme mejor..
Pasaron unos 2-3 meses y llegaron las vacaciones de verano en la escuela de japonés. En ese entonces Japón era como un «paraíso otaku» y junto con algunos colegas de clase íbamos a sitios frikis y a eventos de manga/anime. Empezando por el famoso Comiket, y pasando por otros hasta llegar al Comitia.
El Comitia es un evento similar al Comiket, pero con la diferencia de que los fanzines que se venden, son obras propias y audoeditadas por el mismo autor (sin copyright de terceros). La verdad es que tenía buena pinta un evento de este tipo para ver lo que se cuece entre los mangakas japoneses amateurs, pero por desgracia fue un poco decepcionante la calidad artística que me encontré. Quizás solo un 5% de lo que se vendía podía verse medio profesional. Un poco mosqueado por el » chasco» del evento (que encima costaba 1000 yenes la entrada), llegamos al final del recinto.
Ahí, para mi sorpresa, había unos stands de distintas editoriales (separados con sectores de las revistas más importantes). En esos stands de Shueisha, Kodansha, etc, había mesas con 3 editores por sector editorial, que evaluaban proyectos de los aspirantes a mangaka que se presentaban ahí. Se ve que habían venido los editores a ese evento a «cazar talento». Todo asombrado por ver esa oportunidad inesperada, miré en la mochila y dio la casualidad que llevaba el ipad con los proyectos que llevaba de España, además de un ejemplar de AdMortem. Como no perdía nada por intentarlo, me puse en la cola hasta que llegó mi turno.

Stand de la revista Jump SQ de Shueisha en el Comitia.
Como era de esperar, mi japonés después de 2-3 meses de estudio, era bastante pobre, apenas podía comunicarme con el editor y le hablaba un poco en inglés cuando no sabía cómo decir algo. Y así le mostré el ipad y le dejé leer lo que llevaba.
Primero ojeó AdMortem por encima y lo dejó rápido en la mesa, ya que no podía leerlo al estar en español. Y a continuación accedió a leer uno de los proyectos de mi ipad. Mientras lo leía, el editor que se sentaba a su lado le picó la curiosidad al ver un extranjero, además de AdMortem y ver el logo de Norma. Se ve que ese editor había trabajado con Norma y hablamos un poco mientras el editor que tenía en frente se leía lo otro. Terminó de leerlo y dijo que no era suficiente bueno, que habría que cambiar muchas cosas, y un blablabla en puro japonés que no entendí nada, además que parecía que la traducción al japonés de mi proyecto era bastante horrible (xD). Le di las gracias y me fui.
Cuando llevaba unos 5 metros que me estaba yendo ya, alguien me da una palmadita en la espalda para que me gire. Esa persona era el editor que se sentaba al lado del que me había tocado, y que había despertado interés con AdMortem. Al parecer él podía hablar un poco de inglés y me dio su tarjeta para que le contactara, ya que según él le parecí interesante y quería leer lo que traía entre manos. Y así es como conocí a mi primer editor japonés, y encima de Shueisha. Para mantener su privacidad, a partir de ahora le llamaremos Mr.K, el editor de la JumpSQ.

Tarjeta de mi primer editor japonés, Mr.K de la Jump SQ.
La verdad es que tuve suerte de encontrar rápido un editor y que encima hablase inglés, ya que eso me iba a ahorrar muchos problemas, y tiempo antes de entender bien el japonés y poderme comunicar en japonés, como es lo habitual.
Pero en ese momento no fui consciente de que me había topado con el editor más estricto y exigente de todo Japón… o del mundo.
Por hoy lo dejamos aquí, creo que hay varias historias que sucedieron a continuación con Mr.K que puedo contar, ¡así como los siguientes editores con los que me fui topando!